Establecer una frontera clara entre novelas juveniles y novelas de adultos es, en muchas ocasiones, una tarea difícil.  La distinción respecto de otras novelas de ambientación histórica estriba, pues, en el público a quien se dirige, y en su objetivo, que es que el adolescente tenga un acercamiento motivador a la época histórica, suscitar el deseo de conocer más a fondo lo que pasó en un momento determinado. Eso las hace tener unas características literarias propias que las distingue de otras novelas:

​

• Suelen ser textos más breves.

• El desarrollo de la trama suele ser más rápido, hay más acción.

• Los personajes son jóvenes de ambos sexos de una edad próxima a la del joven lector que tienen una personalidad sencilla que atraen por sus cualidades y por sus valores humanos.

•  Suelen presentar sencillez estructural del relato.

• En la narración se da tanto el narrador omnisciente, como el relato en primera persona del protagonista.

• Las descripciones son breves y no demasiado numerosas. El lenguaje es más directo.

• En general, se trata de novelas que están bien documentadas y en ellas subyace una intencionalidad didáctica.

• Su intención formativa les hace también poner el acento en la transmisión de valores.